Prova di violino

• Géneros: Clásica / contemporánea
• Formación: Dúos
• Coleccion: Siglo XXI

Ir al taller de un lutier a probar violines es una práctica habitual para cualquier violinista. A veces se hace sencillamente por placer, otras para comprobar el sonido de un instrumento propio que ha sido reparado, también para dar el visto bueno a una puesta a punto y, finalmente, la que considero más importante: para adquirir un instrumento. Es en este último caso cuando el violinista  dedica más tiempo a realizar dicha prueba. El instrumento, ya sea antiguo o moderno, reclama una larga sesión, a veces, incluso días enteros y, en el caso de un solista, la prueba en una sala de conciertos. 

Durante esta más o menos larga prueba, el intérprete ejecutará toda clase de pasajes de obres y épocas diferentes. También le dedicará su tiempo a la ejecución de escalas y arpegios, aspecto definitivo para comprobar la homogeneidad e igualdad entre las cuatro cuerdas. 

Pues bien, acabo de componer una obra titulada Prova di Violino de la que seguidamente explicaré su origen. Durante una visita al taller de David Bagué, nuestro gran constructor, me enseñó un nuevo violín que acababa de construir. Lo contemplé detenidamente y quedé fascinado por su belleza y factura impecable. David me preguntó “¿Lo quieres probar?”.

Aunque toco mucho menos que antes, no lo dudé ni un segundo y empecé a emitir notas, a veces de una obra concreta, a veces sencillamente improvisando. Su sonido era magnífico. Y recuerdo que, con su pregunta, sus palabras me transportaron a Italia, concretamente a los talleres de los liutai milaneses, que yo visitaba con cierta frecuencia cuando estudiaba en esa ciudad: “Maestro, provi questo violino”, me decían. Como si no hubieran pasado casi sesenta años, aquella tarde en el taller de David, sentí el impulso de escribir una obra bajo el título Prova di Violino pensada especialmente para la prueba de un instrumento donde quedaran plasmadas las principales virtudes técnicas y expresivas de un violín.

La obra tenía que ser compleja pero también práctica y eficaz. Está escrita en cuatro movimientos (Introduzione – Burlesca -Ricordando - Finale) y con una estructura parecida a la de la sonata. Por este motivo, y para favorecer los continuos cambios de dinámica, color y expresión, decidí escribirla para violín y piano.

La obra, evidentemente, está dedicada a David Bagué.

Jordi Cervelló